LA ESCUELA DE SILENCIO ABRE SU VENTANA:

Sólo el que lo ha entregado todo, puede recibirlo todo.

Deseo hacer hincapié en que todo tiene su tiempo. Las modalidades de oración pre-contemplativa, con su acento puesto en la palabra, en las reflexiones o en los sentimientos, son de por sí buenas y necesarias. Pero sólo hasta que llegue el momento de la simplicidad. A partir de este punto vale la ley de vaciarse. Sólo el que ha muerto puede resucitar. Sólo el que lo ha entregado todo, puede recibirlo todo.

    Es lo mismo que en la celebración de la eucaristía, sólo lo que fue ofrendado a Dios, se transforma y vuelve transfigurado como don de comunión. Únicamente el vacío lleva a la contemplación, pues la contemplación consiste únicamente en que Dios nos llena hasta tal punto que ya no somos nosotros los que vivimos, sino que es Cristo quien vive en nosotros; no somos nosotros los que “hacemos algo», sino que lo hace Cristo en nuestro interior. Pero ello requiere una paulatina renuncia a las oraciones vocales, a los pensamientos y a los sentimientos.

Preguntas para la reflexión

  1. Profundizamos: ¿Te sientes inclinado a la oración vocal, mental, a la afectiva o a la contemplativa?

  2. ¿Confías en que Dios puede tomarte como instrumento suyo para hacer el bien a los demás?

Carolina.

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