Acogida
Probablemente la acogida sea una de las actividades más conocidas de la labor de Cáritas
Es el momento en que la persona, el hermano en Cristo, viene a darnos a conocer su situación y a plantearnos su problema, problema de cualquier orden: de soledad, de pobreza, de desconocimiento, de injusticia…
Nuestra actuación comienza por comprobar si vive dentro del ámbito de nuestra parroquia, ya que, por la organización interna de Cáritas, de no ser así, habría que derivarlo a la Cáritas de la parroquia que le corresponda. Si, a juicio de quien lo acoge, hay necesidad de una ayuda urgente se suele conceder indicando dónde debe ir en el futuro.
Una vez comprobado que efectivamente es feligrés de nuestra parroquia, se entra a conocer su caso, pidiéndole la aportación de los documentos que puedan justificar su situación y el motivo de su necesidad: alimentación, recibo de la luz, del agua, del alquiler de la vivienda, etc. Si por el equipo de acogida se considera oportuno hacer una visita domiciliaria, se organiza para que una persona de Cáritas, o dos si se considera necesario, se desplacen a su domicilio y ver in situ la realidad. Como toda actuación en Cáritas, se hace con la máxima discreción y sin identificarse nada más que con la persona interesada.
Una vez analizada su situación y su petición, se decide qué ayuda necesita y qué puede hacer Cáritas al respecto.
Posteriormente se le cita periódicamente para ver cómo evoluciona y se va reiterando, o no, la ayuda aprobada.
Cáritas intenta, si es el caso, solucionarle el problema de forma definitiva con los Servicios Sociales pertinentes, asesorando sobre las ayudas, públicas o privadas, o pensiones a las que pudieran tener derecho, ya que nuestra labor no es sustituir a quienes tienen la obligación de hacerlo, los Servicios Sociales, sino ayudar puntualmente y hasta que se le solucione la situación.
Varias veces hemos gestionado el ingreso en alguna residencia de personas necesitadas, o se le ayuda con pernoctaciones en albergues o pensiones, etc.