Hola D. Francisco,
Mire, el otro día cuando salieron los niños de campamento, de verdad que me quedé completamente emocionada con lo que allí había. También me pasó cuando fueron mis hijos, porque todos han pasado por el campamento de la Parroquia: un profundo agradecimiento a todos esos chavales que se dejan la piel por preparar el campamento. Sólo que ya no dejo pasar las oportunidades de dar las gracias. Ayer no tuve tiempo, pero llevo todo el día metida en un avión, así que ya no tenía excusa…
El caso: Martita llevaba un montón de días emocionada esperando que llegase el día. Y no me extraña: yo recuerdo con un cariño enorme mis campamentos con mi Parroquia (y eso que la mitad de los niños eran mis primos y la mitad de los monitores mis tíos!).
Total, que si a usted le parece adecuado, le agradecería que hiciera llegar este mensaje de agradecimiento a los monitores, de parte de «una madre» . Y por supuesto, gracias a usted por hacerlo posible. Y por hacer que todos sintamos la Parroquia como nuestra casa. Ahí va el mensaje:
Queridos monitores:
Gracias. Gracias por la ilusión que se veía en vuestras caras el día de la salida al campamento. Gracias por el tiempo que le habéis dedicado a prepararlo todo. Gracias por querer pasar unos días con nuestros hijos. Gracias por cuidar de ellos, por jugar con ellos. Gracias por preocuparos por los que lo pasan un poco peor, quizás porque son tímidos, quizás porque echan de menos a sus familias, quizás porque se han raspado la rodilla o porque se les ha roto una chancla. Gracias por preocuparos por el que le duele la barriga, por el que se ha olvidado la pasta de dientes…
Mi hija estaba emocionadísima. El día de la salida, cuando la desperté, se levantó mediodormida aún con los ojos cerrados y de repente, los abrió mucho y dijo: «No! Espera, vuelvo a empezar que lo quiero aprovechar todo!» Y se volvió a tumbar, cerró los ojos y los volvió a abrir con una sonrisa de oreja a oreja y estirando los brazos: «Por fin!!! campamento!!!»
Yo también estoy emocionadísima de pensar que está teniendo una de las mejores experiencias de la infancia: un campamento de verano. Amigos, naturaleza, compartir… Es algo que se recuerda toda la vida con un cariño enorme. Y, sé que vosotros sabéis que no exagero, algo que marca la vida de una persona. Gracias porque vosotros lo hacéis posible.
Gracias por quererles incluso sin conocerles.
Gracias porque disfrutáis entregándoos a los demás. «Amándoos los unos a los otros». Gratis.
Miento, gratis no: amar, dar y compartir es la razón de vuestras vidas. Es lo que os mueve. Lo que os hace felices.
Con esto que estáis haciendo, cada uno de vosotros reconcilia a la humanidad consigo misma. Cura las heridas del mundo. Y con ello, glorifica a Dios y nos confirma como sus hijos. Porque nos semejamos a Él en que amar nos hace felices.
Gracias por ser parte de esta Parroquia, una de las mejores cosas de mi vida, y por la que doy gracias a Dios cada vez que pongo un pie en ella. Recuerdo perfectamente mi primer domingo recién mudados a Sevilla, entrar en Misa de 12 y ver la Iglesia completamente abarrotada, llena de familias enteras: padres, abuelos, niños, bebés en sus carritos… No me lo podía creer, porque vengo de una tierra llena de iglesias cada vez más vacías. Recuerdo que mi marido me vio la cara y me abrazó. En ese momento me di cuenta de que en Sevilla me sentiría en casa. Mi familia es lo que me sujeta al mundo. Mi Parroquia es lo que me sujeta a esta ciudad.
Gracias por hacerme sentir parte de ella.
Una madre
Si queréis consultar la efemérides de los días de campamento podéis entrar en el Blog Parroquia Joven de Los Remedios: