Nos anima la esperanza y nos sostiene la fe. Es Domingo de Resurrección, el Señor, en este día, nos ha abierto para siempre las puertas de la vida.
Tratemos de convertir lo cotidiano y sus espacios en el “vía lucis” de Pascua. Saldremos, como parroquia, a recorrer los lugares donde podemos recrear la alegría pascual. Donde los pobre y necesitados sean atendidos, los tristes y los enfermos visitados y confortados; donde se construyan resistencias y creatividad frente a las crisis, aunque sea – de momento – abriendo ventanas y asomándonos al balcón.
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