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El Reino de Dios en las parábolas de Jesús. V. El grano de mostaza.

V. EL GRANO DE MOSTAZA
 
«Y con muchas parábolas así les hablaba la palabra, según podían escuchar.» (Mc 4, 33)
Jesús cierra lo que pudiéramos llamar “la jornada de las parábolas del reino” con la dedicada al grano de mostaza. El evangelista Marcos vuelve a insistir en el crecimiento de la semilla y compara el Reino con el grano que, al sembrarlo, es la más pequeña de todas y, al crecer, echa ramas tan altas que los pájaros del cielo pueden anidar a su sombra. Con dos versículos nos está diciendo que el Reinado de Dios puede seguir creciendo hasta que las semillas inunden toda la tierra.  
Dice san Marcos que con muchas parábolas parecidas les exponía la palabra. Y los otros dos evangelistas sinópticos, Mateo y Lucas, asumen su relato con una redacción muy parecida. Mateo llega a hablar de la conversión de la semilla en un árbol, recordando un oráculo del libro de Ezequiel (17,22ss) por el que el Señor plantará un cedro magnífico bajo cuyas ramas habitarán toda clase de pájaros y aves.
 La parábola se encuentra también en el llamado evangelio de Tomás, documento apócrifo, no canónico,perteneciente a la biblioteca de Nag Hammadi. En 1945, en unas grutas escondidas cerca de la localidad de ese nombre (del Alto Egipto), fueron encontrados doce códices de papiro. Entre esos documentos estaba este llamado evangelio. Aquí el texto de la parábola es similar al de los evangelios canónicos.
 Para el investigador John P. Meier, la parábola del grano de mostaza “ofrece razones suficientes para juzgar que, en la sustancia, si no en las palabras exactas, procede del Jesús histórico” (Un judío marginal, Tomo V).
El Papa Francisco, en una audiencia general del 6 de marzo de 2019, cuenta que el Reino de Dios es como un grano de mostaza, casi invisible, pero que lleva dentro la fuerza explosiva de la naturaleza y, una vez que crece, se convierte en el más grande de todos los árboles.

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