VII. LAS MINAS – LOS TALENTOS
«Al que tiene se le dará, pero al que no tiene se le quitará hasta lo que tiene» (Lc 19,26)
Dice el evangelio de san Lucas que cuando Jesús estaba ya cerca de Jerusalén añadió una parábola porque pensaban que el Reino de Dios iba a manifestarse enseguida: Un hombre noble se marchó a un país lejano para conseguirse el título de rey. Llamó a diez siervos suyos y les repartió diez minas de oro con la indicación de “negociad mientras vuelvo”. A la vuelta, ya rey, ajusta cuentas y celebra y premia al primero y al segundo. Al tercero lo castiga y le llama siervo malo. Los dos primeros “han negociado”. No así el tercero. Nada dice de los otros siete.
Con algunas variantes significativas, el evangelio de san Mateo incluye esta parábola. La conocemos como de los talentos. La mina era una moneda. El talento también. En el siglo I, la mina equivalía a cien denarios (tres meses del salario de un jornalero) y el talento a seis mil denarios (más de quince años del salario).
El significado de la parábola es muy debatido. Pero la enseñanza principal se ha visto en que Dios nos confía sus dones o talentos con la obligación de que los desarrollemos. Si no, seremos como el tercer siervo de san Lucas. C.H. Dood (Las parábolas del reino de Dios) señala tres estadios sucesivos en el desarrollo de su interpretación: el primero va dirigido contra los fariseos,los “judíos piadosos”, los sepulcros blanqueados; en el segundo, la Iglesia lo aplica con una finalidad parenética(de exhortación); el tercero indica ya un pensamiento escatológico que Mateo desarrolla en la continuación inmediata con el llamado juicio de las naciones.
Las dos narraciones concluyen con un dicho de Jesús: “al que tiene, se le dará; pero al que no tiene se le quitará hasta lo que tiene”. Esta sentencia está tomada del evangelio de san Marcos (4,25). Interpreta Gonzalo Haya (Volver al Jesús de Galilea) que “lo que tenemos, mucho o poco, nos lo ha dado Dios como semilla que tenemos que hacerla producir; a los que se acobardan por miedo y no lahacen crecer se les quitará lo que se les dio”.
El Papa Francisco, en el Angelus dominical del 16 de noviembre de 2014, hablando de la parábola de las minas, afirma que “Jesús no nos pide que conservemos su gracia en una caja fuerte, sino quiere que la usemos en provecho de los demás”.
