El enfermo es parte muy importante de la parroquia y en muchos casos no pueden asistir a los diferente cultos que en ella se realiza, bien por edad avanzada, falta de movilidad, deterioro mental, y porque algunos están encamados.
El voluntariado de la Pastoral de la Salud realizada esta labor, acercando la parroquia al enfermo, acompañándolos en su soledad y aislamiento, para que no se sientan inútiles y un estorbo para los demás, y lo más importante ofreciéndoles el Viático y la Palabra de Dios.
En la sociedad actual se valora muy especialmente la salud física pero se olvida de la afectiva, la mental y la espiritual. El dolor y la enfermedad forman parte de la vida. No hay que descartarlo, aunque no es fácil afrontar el sufrimiento.
La comunicación para el enfermo es una necesidad y la escucha es muy importante para el voluntario.
Todo lo anterior pone de manifiesto la presencia y acompañamiento de la parroquia en el sufrimiento, enfermedad y, desgraciadamente, en la muerte de los enfermos.
Ellos necesitan fortaleza, reconciliarse consigo mismo, con su pasado, con su familia y con Dios.
Es aquí donde la esperanza que ofrece la fe cristiana es lo mejor que puede aportar la comunidad religiosa donde encuentra su sentido la labor del voluntario de la Pastoral de la Salud.