Iluminación.
Y de pronto, la gracia.
Los discípulos que se iban desalentados del grupo que antes habían seguido a Jesús, de pronto, se dieron cuenta. Y les entró una enorme alegría contagiosa. ¡Eso es la gracia! ¿Por qué buscar otras explicaciones?
Lo dice mejor que yo el poeta Pedro Salinas
Se titula:
“Alegría sobrevenida”
Y, súbita, de pronto:
– porque sí – la alegría
sola !…
tan vertical
tan gracia inesperada
tan de dádiva caída.
-que no puedo creer
que sea sola para mí!
Y miro a mi alrededor,
busco:…¿de quién será?
Pero, no importa ya!
que conmigo está…
y me arrastra
y me arrastra del dudar
Y se sonríe ¡posible!
Envidia del poeta. Porque esa iluminación, esa gracia, la recibió él. Como aquellos discípulos. También nosotros esperamos…
Es posible que el poeta se refiera al amor. ¿Pero es que la fe no es algo connatural al amor?
Leonardo Molina S.J.