Ven a mí y permanece, pobre y desnudo en mi presencia.
Imaginemos ahora lo que le respondería Jesús al joven rico (Mc. 10. 17-23): “Está, bien. Te señalaré un camino más escabroso. Vende la atención prestada a tus proyectos, decisiones y actividades. Regala tus deseos, tus imágenes y tus representaciones. Cuando la oración acostumbrada ya no te brinde apoyo al que puedas aferrarte, cuando te encuentres impotente, entonces ven a mí y permanece, pobre y desnudo, en mi presencia.”
Lo que es verdad que Jesucristo nos recibirá con mucha alegría si nosotros escogemos este camino de tanta pobreza.
Renueva tu propósito de ofrecer tu tiempo de meditación como entrega, servicio o alabanza a Dios. “Escucha” en la quietud tomamos conciencia de aquello que aún no está elaborado dentro de nosotros y esto nos pone en crisis. Es imprescindible, entonces, reaccionar correctamente.
Preguntas para la reflexión
-
¿Quieres realmente permanecer pobre y desnudo en “Su Presencia”?