LA ESCUELA DE SILENCIO ABRE SU VENTANA:

COMPORTAMIENTO PRE-CONTEMPLATIVO Y CONTEMPLATIVO.

    La vida espiritual se divide en dos periodos. Al primero lo llamamos pre-contemplativo. El progreso espiritual en este periodo se logra con el propio esfuerzo. Debemos reflexionar, sopesar, auscultar nuestra conciencia. Deliberamos, tomamos decisiones y nos proponemos metas. También renovamos los propósitos, y los transformamos en hechos, hasta haber operado el cambio deseado en nuestro interior. Es así como crece en nosotros el amor y la fe; de hecho, todos estos esfuerzos son inimaginables de no estar acompañados por la misericordia divina. Pero somos nosotros quienes nos esforzamos por lograr un progreso espiritual; somos nosotros los que trabajamos por el reino de Dios con el sudor de nuestra frente.

   Al cabo de cierto tiempo, somos introducidos en la fase contemplativa. Nuestro comportamiento cambia. En lugar de esforzarnos por lograr unos progresos espirituales, debemos contemplar únicamente a Dios y dejar de lado todo lo restante. Confiamos en que todo lo demás nos será dado por añadidura, si es que nos ocupamos exclusivamente de fijar nuestra atención en Dios. La diferencia es muy importante. En la fase contemplativa todo nuestro afán va dirigido a comunicarnos con DIOS. Lo demás fluye por sí mismo, se da.

Preguntas para la reflexión

  1. ¿Te esfuerzas por cambiarte y por cambiar el mundo o pones ya todo en manos de Dios?

Carolina.

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