LA ESCUELA DE SILENCIO ABRE SU VENTANA:

¿Cómo podemos comportarnos en el ámbito contemplativo?

En primer lugar podemos contemplar. Esta es una actividad puramente espiritual con la que no pretendemos alcanzar nada. El hecho de contemplar, siempre supone soltar y estar disponible para algo.

En segundo lugar podemos confiar.

En tercer lugar podemos amar. Pero no se trata del amor como lo entendemos de ordinario. Es el amor puro que ya no espera nada del otro. Es como el sol, que brilla sin cesar y no deja de hacerlo, aun cuando sus rayos no sean recibidos  ni correspondidos. Este amor es el que viene a través de la contemplación. Si nos mantenemos en estado de contemplación, esto crecerá en nosotros en forma natural.

En cuarto lugar, podemos padecer. El pecado padecido en contemplación y en  el amor  es redimido y ya no vuelve nunca más.

En la meditación vamos poco a poco entrando en la quietud. Esto nos llevará a la envoltura de la que hablamos, a nuestra resistencia contra el pecado. Si queremos mantenernos en el ámbito de la contemplación debemos persistir en la percepción del presente. Se trata de contemplar en dirección al núcleo sano, de la presencia de Dios. Es así como nos vamos internando en lo más profundo, en el estrato oscuro que nos hace padecer. Para mantenernos en contemplación es necesario permitir y tolerar el sufrimiento. Pero lo que se padece así, con la vista fija en Dios, es redimido. Esto significa que queda sanado y que no vuelve más.

Preguntas para la reflexión:

  1. Jesús ha abrazado con su padecimiento la zona oscura de la humanidad. Él nos invita a acompañarle. ¿Te apuntas?

Carolina.

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