LA FE ADULTA ABRE SU VENTANA:

Hoy, día solemne si los hay, recuerdo mi infancia lejana. Era una fiesta tremendamente solemne, reflejada en un refrán popular que decía: 

El Domingo de Ramos

el que no estrena

no tiene manos.

Para la gran mayoría de los sevillanos, había que lucir las mejores galas. Al menos una prenda de estreno. El que no estrenaba era porque no podía, no tenía trabajo. 

¿Era por recibir  a Jesús en su entrada triunfal a Jerusalén? ¿Para pisar los mantos y las ramas de olivo que le ponían   había que estar vestido de gala? 

Los acompañantes gritaban:

 «¡Sálvanos! ¡Bendito el que llega en nombre del Señor!

¡Bendito el reinado que llega, el de nuestro padre David!

¡Sálvanos desde lo alto!»

Después, pocos días después, lo que se anunciaba como una gran fiesta se truncó. De una manera horrible. Pero el Padre de Jesús lo arregló: llegó la Pascua.

Ubaldo Rodríguez.

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