LA HERMANDAD DE LAS CIGARRERAS ABRE SU VENTANA:

Llevamos ya más de dos meses de confinamiento, y leí algo por redes sociales que me hizo pensar… tras todos estos días de preocupación, de cambios de rutina, de no vernos las caras pero estar más atentos que nunca al otro por ordenadores, móviles… se dice constantemente que saldremos… ¡¡claro que saldremos!!… Pero transformados… y allá va la pregunta:

Y tú? En qué has cambiado, qué has aprendido en estos días? Una respuesta que primero me viene a la cabeza está clara: creo que todos hemos dado un paso de gigante en nuestros conocimientos informáticos!! La teleformación, el tele estudio… y qué decir de las diferentes aplicaciones de video llamadas?? Sí claro… pero…

¿Ha cambiado algo en nuestro interior? Algunos lo estarán pasando peor que otros, familiares enfermos, fallecidos… cambios económicos en nuestras familias que no sabemos cómo afectará a nuestro día a día… ¿pero qué ha cambiado dentro de nosotros? He aprendido a tener ESPERANZA en el ser humano, ya que son precisamente los ciudadanos de a pie, los que están transformando esta situación: una solidaridad nunca vista hasta ahora, una transformación de las empresas en ayudar de forma altruista, costureras haciendo mascarillas, maquinarias de 3D haciendo máscaras de protección… donando dinero a aquellos que están más necesitados en lo básico, como es la comida. Qué decir de los sanitarios? Aquellos héroes sin capa (y casi sin protección), que con su gran vocación dan la vida por el otro con una sonrisa, aunque al llegar a casa tengan que soltar todas las lágrimas que tuvieron que retener durante el día… las limpiadoras, reponedores de supermercados, farmacéuticos, transportistas… y tantos otros que están al pie del cañón. Esos aplausos a las 20 (o 19:58) con los que el resto queremos demostrar nuestro mayor apoyo, haciendo lo que mejor sabemos: quedarnos en casa.

Y nos preguntamos… qué ha cambiado? Ha cambiado totalmente nuestra escala de prioridades, hemos aprendido a disfrutar de lo pequeño, del abrazo de nuestros hijos, hermanos, de la risa del más pequeño. Del tener TIEMPO para nosotros y para el otro, porque el tiempo está ahí, solo tenemos que saber organizarlo. He aprendido a ser agradecido por todo lo que ya creía tener por derecho. He aprendido a querer más y mejor… he aprendido a ver una oportunidad en la vida antes que un obstáculo. He aprendido a sentir a Dios más cercano… porque Él siempre está ahí, con los brazos abiertos… solo espera que nosotros nos demos cuenta de su presencia para abrazarlo… estamos en Pascua, nunca una Pascua tuvo tanto sentido: esperanza, confianza, transformación… es momento para pararnos de tantos quehaceres autoimpuestos. Pararnos y escuchar a nuestro Padre, escucharnos a nosotros mismos… esa transformación que leí en redes debe llegar… y así seremos capaces de seguir sintiendo cada día la RESURRECCIÓN con más fuerza que nunca!!

Y tú… ¿Qué has aprendido? ¿En qué has cambiado?

Fernando Carro.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

¡Conéctate con tu parroquia!