LOS SACERDOTES ABREN SU VENTANA:

Evidentemente

Le preguntaba un evangélico a un sacerdote católico: ¿Cuáles son las columnas básicas de la Iglesia?

Se quedó desconcertado el clérigo y preparó un largo discurso: necesitaría todo un libro para  explicarlo. Pero así, de repente, no sabía qué decir. Probablemente más de uno de nosotros también nos quedaríamos callados…

Es sencillo. Cuando Jesús comenzó a predicar, ya en su vida pública, clamaba:  Cuando arrestaron a Juan, Jesús se dirigió a Galilea a proclamar la Buena Noticia de Dios. Decía: —Se ha cumplido el plazo y está cerca el reinado de Dios. Arrepentíos y creed en la Buena Noticia. (Marcos 1, 14-15)

Evidentemente  el mismo Jesús, con sus hechos, palabras, obras y consecuencias, iba a personificar ese reino de Dios que pregonaba. Podríamos resumirlo en un reino de paz, amor, justicia, libertad y verdad. Un regalo, sin grandes pretensiones, pero con la eficacia de Dios.

Bien. Al final de los evangelios todos daban, después de la resurrección de Jesús y su ascensión al cielo, un mandato de envío, de extensión, de tarea a expandir. Se fueron haciendo grupos, al final de constituyeron ekklesías y finalmente ellos se sintieron miembros de una gran Ekklesía.  Su misión debía ser seguir el proyecto de Jesús.

Los Hechos de los Apóstoles señala las principales características. La Eucaristía de hoy habla de esa organización ( Hechos 4, 32-8)  que completa a otro texto anterior (Hechos 2,42-47)

Estas son las cinco columnas o bases de la organización de la Iglesia:

  1. Koinonía. Todo lo tenían en común. Es decir, pensaban en los demás, pensaban siempre en el bien común, globalizado. Y en eso educaban a sus hijos, alumnos, feligreses, amigos, políticos, educadores…

  2. Liturgía. Celebraban en privado y en público el culto a Dios. Se sentían pueblo de Dios y no unidades cerradas en un individualismo exclusivista.

  3. Eucaristía. “Partían el pan” en las comunidades, entonces en las casas dónde podían reunirse. Partir es compartir, repartir, recibir y comprometerse.

  4. Catequesis. Acudían a la enseñanza de los apóstoles. Diríamos hoy formación bíblica y eclesial.

  5. Diakonía. Ayudaban a los pobres. Su Cáritas era efectiva. Todos ayudaban, todos participaban.

Bonito, ¿verdad? Difícil de cumplir, pero ahí nos dejaron el horizonte, la meta. Jesús resucitado, con su amor, nos sigue invitando, no solo como individuos, sino como comunidades.

Leonardo Molina S.J.

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