Si lo más hice por tí,
que fue morir por salvarte…
¿Cómo no he de perdonarte?
José Luis Tejada
Después de leer las lecturas primera y tercera de este domingo, me quedo asombrado de la certera poesía de este poeta nacido y criado en el Puerto de Santa María. La compuso ante el desollado Cristo del Amor, en el convento de las Capuchinas.
Pleno acierto.
Dios, nuestro Padre – Padre nuestro – ha hecho mucho por mí, por ti, por nosotros.
San Ignacio explicita: creación, redención y dones particulares. Pedir lo que quiero: será aquí pedir conocimiento interno de tanto bien recibido, para que yo, enteramente reconociendo, pueda en todo amar y servir a Su Divina Majestad. Traer a la memoria los beneficios recibidos de creación, redención y dones particulares, ponderando con mucho afecto cuánto ha hecho Dios Nuestro Señor por mí y cuánto me ha dado de lo que tiene y consecuente el mismo Señor desea dárseme en cuanto puede, según su ordenación divina (Contemplación para alcanzar amor)
Me pongo a recordar cuántas cosas ha hecho Dios por mí, por ti. La vida, la creación, la tierra, los alimentos, nuestros padres, colegio, clima, la sociedad organizada para servirnos, la fe, la iglesia, la comunidad …
Sí. Eso es verdad…pero queremos más. Mucho más. Exigimos más. Nos quejamos más.
Y en vez de producir más, -justicia, derecho, amor, perdón, solidaridad, hondura, reflexión, disciplina, agradecimiento – nos quejamos, no se nos cae la boca para pedir.
Casi nunca para agradecer lo suficiente, para explotar el agradecimiento en obras cristianas. A esas obras-frutos las llamaba Jesús Reino de Dios: paz, amor, justicia, libertad, verdad, gratuidad. Más en las obras que en las palabras.
Pero queda eternamente Jesús en la cruz, clavado, diciéndote (nos); Si lo más hice por ti…que fue morir por salvarte, por perdonarte, por sanarte, por animarte, por espolearte…
¿Cómo no he de perdonarte?
Todo el poema es una oración continua: en sus dos partes, sin perder una sílaba.
Leonardo Molina S.J.