LOS SACERDOTES ABREN SU VENTANA:

En este domingo de Ramos me pongo a reflexionar

El Papa Francisco tiene frases oportunas y sintéticas que ayudan a comprender momentos estelares para nosotros y a saber expandirlos. Dice: los movimientos de Dios “comienzan por entrar por los oídos, luego, pasan al corazón y salen por las manos”.

Veamos. Contemplo la Pasión de Jesús en esta semana especial que los litúrgicos llaman SEMANA MAYOR.  Semana mayor… ¿por qué? Pues resulta que hay otra semana grande descrita en el Génesis. En siete días creó Dios toda la creación, rematándola con la creación del hombre y la mujer[1].

Fue una semana grandiosa, los comienzos de la vida. Ahora recibimos el regalo del culmen de la nueva creación celebrando la exaltación del amor de Jesús, muriendo y resucitando. Dios hecho humano, íntegro, intachable, fiel a Dios y entregando su vida desde el primer momento hasta el final, por nosotros, para nosotros.

Y eso ¿ qué?  A nosotros, ¿qué? ¿Quién le llamó? ¿Por qué?

¿Por qué? Esta es una reflexión que debemos hacernos al leer, oír los relatos de la Pasión.

Si no buscamos ese porqué, andaremos en esta vida desorientados. Si no sabemos, dice César Frank, el por qué, no sabremos cómo caminar lúcidos en la vida…

Jesús, realmente, cargó sobre sí los pecados que normalmente nosotros cometemos, tanto personal como estructuralmente. Lee atentamente Galatas 5,19-21, Romanos 1,28-31 y Marcos 7,21-23 y te examinarás. Añade los conflictos interminables   tanto nacionales como internacionales en los que tomamos partido , simpatía o voto. No, no podamos lavarnos las manos como Pilato agobiado por tantos pecados a su alrededor y que no supo afrontar…¿Nada hizo?  Condenó al inocente…nada menos. Cerró los ojos.

Me impresiona el paso abrumado de Jesús del Gran Poder. Cargado, llevando sobre sí, no adornos, sino pecados. Camina en medio de nuestros pecados. Perdonando, eso sí, a los que levantan las manos hacia Él.

Última reflexión: “aquellos que no quieren aprender tendrán muchas dificultades para enseñar”. Aprendamos y enseñemos, Así pasaremos a las manos lo que hemos visto y contemplado. ¡Dios mío, que dolor te ha cargado el reino de Dios que predicaste con tanta ilusión!  Si te acepto, veré el Reino de Dios…y lo comunicaré.

Leonardo Molina sj

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