LOS SEMINARISTAS ABREN SU VENTANA:

Dicen que la noche es más oscura junto antes de salir el sol. De este modo, si la Cuaresma ha sido dura, la Pascua será más gloriosa aún.

Hemos pasado por la purificación de nuestro Templo, en el que el Señor ha sacado a latigazos el comercio que hacíamos con el mismo, nos ha “lavado los pies” siempre y cuando le hayamos dejado en este tiempo, se ha hecho presente en nosotros a través de los medios que ha elegido el mundo actual, Dios se adapta a todo, hemos pasado por Getsemaní, donde el choque entre la luz y las tinieblas refleja la angustia más radical, nos ha revelado la Verdad, que es Él mismo, ante Pilatos, y ha vuelto a tomar el sufrimiento sobre sí y ha transformado el mundo destruyendo el pecado en la Cruz. Este año se ha servido de un virus para que vivamos radicalmente este momento.

El Sábado Santo es un tiempo de espera, quietud, incertidumbre, un tiempo cansado donde hay heridas abiertas, así que la sociedad también está pasando un Sábado Santo.

Pero todo llega a su fin, y el Señor hace nuevas todas las cosas, por lo que, a unas horas de entrar en la Pascua, me gustaría recordaros que es el tiempo de la sobreabundancia (donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia), de la celebración, vamos a vivir 50 Domingos seguidos, en la inmensidad de Dios, y, con las mismas personas que hemos vivido la Cuaresma. Si a través de esta situación Cristo no ha conseguido transformarnos…

Rezo por vosotros

Toni.

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