Misa de Envío de catequistas 23/10/2016

El Papa Francisco dijo hace poco que ser catequista no es enseñar catequesis, sino desde tu pecado, dejarte mirar por Jesús que te salva, y llevar esa alegría de la salvación a todos los demás explicándoles como es el Señor.

Todas las Eucaristías, por definición, son especiales, pero la de ayer, domingo 23 de octubre a las 9 de la noche tenía además un componente extra: en ella se bendijo y se envió a los catequistas para que durante este curso sean capaces de despertar en sus distintos grupos el deseo de seguir conociendo a Jesús y de seguirlo.

No es una misión fácil. Dar testimonio de Jesús en medio del mundo algunas veces es como ir a contracorriente sin ver dónde queda la orilla, pero sabiendo que está ahí y que no vas a ahogarte. Esa confianza es lo que te hará vivir y llegar al final.

Durante la celebración, manifestaron en voz alta su compromiso y recibieron una pequeña cruz de madera que simbolizaba su pertenencia a Cristo.

Para terminar, dos catequistas leyeron una oración de acción de gracias que invita a todos a formar parte del proyecto de Dios, no solo como catequistas, cada uno en su entorno como personas que construyen día a día su Reino.

  

Sólo Dios puede dar la fe…pero tú puedes dar tu testimonio.

Sólo Dios puede dar la esperanza… pero tú puedes devolverla a tus hermanos.

Sólo Dios puede dar amor…pero tú puedes enseñar a amar.

Sólo Dios puede dar la paz…pero tú puedes sembrar la unión.

Sólo Dios puede dar la fuerza…pero tú puedes animar al desanimado.

Sólo Dios es el camino…pero tú puedes señalarlo a los otros.

Sólo Dios es la luz… pero tú puedes hacer que brille a los ojos de todos.

Sólo Dios es la vida…pero tú puedes despertar en los otros el deseo de vivir.

Sólo Dios puede hacer lo que parece imposible… pero tú lo podrías hacer posible.

Sólo Dios se basta a sí mismo… pero Él prefiere contar contigo.

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