Ventana de Fe Adulta

«Si el grano de trigo no cae en tierra y muere; queda infecundo; pero si muere, da mucho fruto».

Muchos de nosotros, al menos en algún momento, nos hemos preguntado por el sentido de nuestra vida: ¿de dónde vengo?, ¿para qué estoy yo aquí?, ¿cómo encontrar mi destino?, sin que tengamos respuestas que nos satisfagan en todo momento. Y nos sumergimos en un mar de dudas y confusiones.

Amparo no tuvo ese problema. El sentido de su vida fue una entrega sin condiciones, primero a su matrimonio con José María; después a sus cuatro hijos; luego, a los nietos. A su familia se entregó con toda su alma.

Y, al mismo tiempo, entendió intuyendo que la tarea fundamental de la comunidad cristiana es evangelizar. Si Jesús de Nazaret evangeliza curando, atendiendo a los enfermos, sanándolos, amándolos, en la Parroquia encontró el camino para seguir su ejemplo. La Pastoral de la Salud fue el sitio donde supo emplear los talentos que le quedaban. No enterró ninguno ni los guardó para sí. Las visitas a los enfermos, el acompañarlos,  el llevarles el Cuerpo del Señor, fue para Amparo una tarea misionera. Se entregó también.

En estos días estamos celebrando el Paso de Jesucristo de la muerte a la Vida. Estamos en la sexta semana de Pascua. En la quinta semana se ha producido el Paso de Amparo a la VIDA (a la VIDA con mayúscula). El grano de trigo ha caído en la tierra; tenemos la seguridad de que va a fructificar.

Ubaldo Rodríguez.

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