No podía ser de otra manera. Tu parroquia te necesita para seguir creciendo y sirviendo.
Una parroquia que no sirve desinteresadamente, no sirve para nada. Los proyectos son muchos; los voluntarios, para alguno de ellos, pocos.
Y tú, ¿Has pensado en servir a los demás a partir de la parroquia? Son muchos los feligreses que acuden a celebrar su fe y vivir los sacramentos. La catequesis va avanzando; nuestra Cáritas está consolidada; los grupos de adultos siguen, pero… necesitamos activarnos más y más.
Nos alegra observar cómo los más jóvenes entran en la dinámica de la movida del grupo “Noé” o de “Ruah” ese soplo del viento del Espíritu que hace más juvenil mucha de nuestras acciones.
Lo que comienza en la “verbetómbola” culmina en la “Cruz de mayo”. En medio el encuentro intergeneracional “interg24”, “el árbol de Navidad de Cáritas” y posterior fiesta de regalos; los “Adoremus” de Adviento y Cuaresma; el Viacrucis; el Campamento parroquial que a tantos aglutina; las redes sociales de comunicación; las madres que oran por sus hijos, los diferentes grupos de oración y silencio; los grupos de Lectio para vivir más el evangelio del domingo; las Comunidades, la Renovación y los Encuentros sinodales de los diferentes grupos parroquiales; sin olvidarnos del “Atrio de los Remedios” como medio del dialogo siempre necesario entre la fe y la cultura.
Todo esto no será posible sin los voluntarios, es decir, todas las personas que desinteresadamente quieren vivir su fe y entrega en la parroquia y sus posibilidades.
No podríamos activarnos sin una mayor implicación de las familias, especialmente de los padres con niños en edad de continuar el proceso de catequesis como auténtica cantera de futuro. No faltan acciones pero necesitamos seguir ofreciendo un “abanico más amplio”. Los grupos de matrimonio de jóvenes que se preparan para el matrimonio siguen siendo carencia entre nosotros. Necesitamos crear necesidad y, especialmente personas con capacidad de liderar nuestras ofertas. Sin voluntarios que lideren es difícil comenzar nada. Los grupos de fe adulta de personalización de la fe son oxigeno para el futuro y carecemos de ello. Todo lo que no sea formar para incorporarse mediante procesos -catequesis, Noé, Ruah…- a la comunidad parroquial adulta serán esfuerzos sin fin.
Se atribuye a Albert Einstein una observación elemental y al mismo tiempo iluminadora: “No podemos pretender que las cosas cambien si siempre hacemos lo mismo”. Para obtener resultados diferentes hemos de hacer acciones diferentes; para hacer cosas diferentes se necesita una mentalidad diferente. Ojalá aprendamos del valiente magisterio del Papa Francisco que en el Congreso sobre la pastoral de las grandes ciudades (2014) afirmó que el primer y más difícil desafío que hoy tiene ante sí la comunidad cristiana es “realizar un cambio en nuestra mentalidad pastoral” Y exclamó con fuerza: “¡Se debe cambiar!”
Vamos a activarnos por nuestra parroquia en esta línea.
Francisco Ortiz Gómez, vuestro párroco.